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jueves, 6 de mayo de 2010

En Bici Dique Roggero-Marcos Paz-20 de junio-M Acosta-

El sabado 01 de Mayo, dia del trabajador, siete amigos nos juntamos para hacer una nueva salida por el oeste del gran Buenos Aires.
Esta vez el lugar elegido fue Moreno y sus alrededores, donde ademas de recorrer el Rio Reconquista, el Dique Roggero, aprovechamos para visitar pequeñas localidades con un atractivo especial, como siempre vistas desde la bici.
Les adjunto el relato del amigo Marco, quien esta vez fue el elegido para hacerlo.
Asi lo vivio:
Como todas las salidas de todo el día, esta no era la excepción y ya desde la noche anterior me tenía ansioso y atento a todos los detalles para no olvidar nada. Ya tipo 8 de la noche del viernes, la bici estaba cargada y lista para salir a primera hora del sábado.
A las 6 de la mañana del sábado, sonó el despertador, y pese a haber dormido solo 2 horas y medias, la ansiedad por la salida me hizo olvidar del sueño y en un par de minutos ya estaba vestido, listo para el aseo y para preparar un café que terminara de despejarme y borrar los último vestigios de sueño.
Verde, me esperaba en Avenida San Martín y General Paz a las 7.15, y calculando media horita para llegar ahí, tenía tiempo de sobra como para no salir corriendo ni olvidar nada en casa.
Con todo listo, lo último que quedaba era meter en el bolsito la tarta de jamón, cebolla y queso comprada el día anterior, y emprender fuga hacia el lugar de encuentro. Con la compañía de mi mp3 y sin apuro dado que estaba bien con los tiempos, fui desandando la ruta hacia el lugar de encuentro. Siete y diez, estaba en la esquina de Avenida San Martín y colectora de General Paz del lado de provincia, que es el conocido punto de encuentro de los Devotos para las salidas que tienen como destino la zona oeste. A los 2 minutos de llegar ya pude ver a lo lejos a Andrés con las balizas encendidas presto para llegar a mi encuentro.
Después de los saludos del caso, subimos mi bici a la parte de atrás del auto, y arrancamos para Moreno donde nos encontraríamos con el resto del grupo. Sabiendo que todavía era temprano, y que la distancia a Moreno no es mucha, íbamos a no más de 70 km/h. Ya casi llegando nos dimos cuenta que detrás nuestro venía Parlos con Pablito de copiloto.
Ya en Moreno, y después de un instante de confusión pudimos dar con el estacionamiento donde se dejan los autos cuando se sale de esta zona, cercano a la plaza. Al bajar de los autos, nos dimos cuenta que hacía bastante frío, más de lo que yo personalmente había podido sentir en Capital al salir de casa. Después de los saludos de rigor, sacamos las bicis y empezamos a armarlas. Mientras tanto llegaban Horacio y Rubén por un lado, y Carlos Tello por otro e iban acomodando los autos en el estacionamiento. Saludos y las primeras fotos del día ya comenzaban a darle color a la salida.
Todos listos y prestos para salir empezamos a rodar para alcanzar nuestro primer objetivo en la ruta, el dique Roggero. Después de un rato de pedaleo y por el Camino de la Ribera, en cuyo recorrido encontramos como acompañantes pinos y eucaliptos, apareció allá a lo lejos el imponente dique, y hacia ahí encaramos. En el camino aprovechamos para sacarnos fotos en los puentes que sobre el Reconquista nos anticipaban la proximidad del coloso de cemento. Después del último puente y con el Roggero a nuestras espaldas se imponía la foto grupal con el coloso de centinela.
De allí, nuestra próxima parada era Marcos Paz, pero no sin antes pasar por el lago San Francisco que realmente asombra por sus dimensiones. Las fotos frente al lago y una de nuestras sombras frente al espejo de agua para inmortalizar al grupo, demuestran las dotes artísticas de los fotografos con sus máquinas.
Enfilamos para Marcos Paz, pero Horacio, que había quedado un poco atrás sacando algunas fotos, decidió dejar el asfalto y bajarse del terraplén sobre el que estaba emplazado el camino y hacer un sendero de tierra allá abajo, al costado del Reconquista, que desde arriba se veía bastante atractivo. Con Pablito optamos por seguirlo e hicimos todo el sendero que con algún que otro vado nos entretuvo por un trecho, hasta depositarnos de nuevo en el camino y con nuestros compañeros de ruta.
Después de un rato de pedaleo, paramos para reagruparnos, y Horacio que estaba un poco disfónico nos convidó con una infusión que traía en el termo, y que teóricamente era remedio para su garganta. Con jengibe como ingrediente principal, y vaya uno a saber qué más, nos fue dando de probar a cada uno. Tengo que decir que era la primera vez que tomaba una infusión picante. Parlos, que desde la mañana nos había dicho que andaba medio caído de fuerzas, debido a que se había dado en la semana la vacuna contra la gripe, luego de un par de sorbos, estaba como para tirar de un tandem con una persona de 120 kilos atrás.
Seguimos camino, y de repente, un par de ciclistas, de caras que a algunos les parecen conocidas, pasan a nuestro lado, y uno de ellos saluda al pasar a Andrés y Rubén, mientras el otro apurándolo con gritos, sigue raudamente marcha. Allá se alejaban los ciclistas mientras nos reagrupábamos de nuevo.
Después de un breve tramo por camino de tierra, nos encontramos con la ruta 6 y al cruzarla el cartel de Villars con sus letras de cemento armado, nos daba la bienvenida al pueblo. De aquel cartel, a nuestra llegada, aparentemente luego de sacarse alguna foto, escapaban rápidamente aquellos ciclistas que minutos antes nos habían pasado en el camino. Andrés se apropió la V para sí, pero nos dejó sacarnos una grupal con el cartel completo. Parlos, como desde el inicio de la salida aprovechaba para acariciar a cuanto perro apareciera cerca nuestro. Dando por terminados los mimos, seguimos hasta el pueblo de Villars, y hasta la estación de trenes, hoy convertido en un museo ferroviario, para sacarnos la habitual foto grupal con el cartel de la estación. Otro perro se acerca curioso y de nuevo la franela de Parlos. Andrés, preguntó a un par de vecinos que charlaban frente a la estación donde estaba la iglesia del pueblo. Nos indicaron el lugar, que no era muy lejos, y hacia la iglesia fuimos. Mientras nos alejábamos uno de los vecinos nos decía, “miren que no es nada del otro mundo”. “No importa”, dijo Andrés, “es nuestra costumbre visitar la iglesia de cada pueblo al que llegamos”. A poco de ahí, la encontramos, capilla austera, de ladrillos a la vista pintados de blanco, con un gran portón de chapa pintado de verde, dos macetones a cada lado de la puerta, y la inscripción de Nuestra Señora de Lujan. Estaba cerrada, así que nos tomamos unas fotos en el frente y seguimos camino rumbo a Marcos Paz.
Ya el nombre me caía bien, Marcos, era pueblo tocayo. Y ya antes de entrar al pueblo empezaron los cargadas y las jodas con las coincidencias. Pero lo mejor estaba por venir. Al llegar a la Plaza, de lejos se veía la espectacular locomotora que la adornaba, pero al mejor estilo Sorpresa y Media (faltaba solamente Julián Weich) parecía que esa locomotora había sido puesta exclusivamente para mí, a sabiendas de mi pasión por Ferro, la locomotora tenía escrito sobre su costado Ferrocarril Oeste, y sobre el vagón carbonero inmensas, las iniciales F.C.O . Sépase que el símbolo del club es una locomotora y que fue fundado en 1904 por los trabajadores de esa misma línea ferroviaria. Faltaba nada más que apareciera mi familia y el resto de mis amigos para decirme que era una sorpresa para mi. Andrés, de fierro como siempre, se prestó a sacarme unas fotos inmortalizando ese momento, una como queriendo abrazar a la mole de hierro. Se imponía la foto grupal en la parte delantera de la locomotora y de ahí a la estación, que estaba pegada a la plaza, para otra grupal debajo del cartel. Mientras nos acomodábamos para la foto un tren llegaba a la estación de Marcos Paz, ¡qué bueno después de tanto silencio escuchar la bocina de un tren partiendo o llegando a estación!.
Compramos unas gaseosas en un negocio cercano a la plaza, y en el pasto de ésta nos acomodamos para almorzar a la sombra de los árboles. Rubén, estaba confundido cuando sacó su vianda, él había traído sándwiches, pero con el traqueteo del camino, en su bolso, los sándwiches se convirtieron en una especie de empanadas donde la masa era pan negro, pero bueno cuando hay hambre, no hay pan duro que valga dice el refrán y se lo comió igual.
Después de comer, entre charlas y bromas, Pablo se percató de que la rueda delantera de su Astra estaba baja, y sí, primera pinchadura del día, debutó Pablín. Cambio de cámara y después las últimas fotos en la estación.
Salimos hacia nuestro próximo objetivo en la ruta, 20 de Junio, y para ello después de salir de Marcos Paz, y rememorando la salida de los Túneles de Espora, empezamos a pedalear por las vías, con algunos túneles de vegetación como los de aquella salida y campos a los costados de color rojo por el sorgo presto a ser cosechado. Después de unos kilómetros de vía, hicimos el último tramo por camino de tierra para llegar a 20 de Junio. Hacia la estación fuimos, fotos y más mimos de Parlos con los perros lugareños. En la foto grupal quisimos hacerle una joda a Andrés y mientras el acomodaba la cámara de fotos sobre la bici de Parlos, que es la única con pie, por lo bajo convinimos que cuando él corriera hacia nosotros para acomodarse, nosotros nos diéramos vuelta, pero se avivó, algo escuchó y se dio vuelta también, con lo cual no pudimos dejarlo pagando.
A la vuelta, retomamos de nuevo un pequeño tramo de vías, y luego sí ya encaramos el retorno. A poco nos encontramos la ruta 200, y sobre ella pedaleamos hasta Mariano Acosta, y su estación. Acá la parada fue breve, dado que ya era una zona más céntrica, y con la caída del sol podía tornarse hasta un poco insegura. A la salida de Mariano Acosta, Pablo se da cuenta que había pinchado por segunda vez, esta vez la goma trasera. Cambio de cámara y a seguir.
Camino a Moreno y al punto de salida, el último tramo decidimos hacerlo por camino de tierra para no pedalear sobre la ruta que ya con menos luz y mayor tránsito se ponía peligrosa. Pasamos por un puente peatonal sobre el río y a pocos metros, sobre el puente ferroviario, paralelo al nuestro, el tren hacía su paso.
Seguimos andando y ya a poco estuvimos de nuevo en el centro de Moreno y en el estacionamiento donde habíamos dejado los autos. 17.45 marcaba el reloj como hora de llegada, más temprano de lo que pensábamos llegaríamos.
Cargamos las bicis en los autos, y nos dispusimos a buscar cerca de la plaza de Moreno, un lugar donde tomar algo, pero como era 1º de mayo la mayoría de los lugares estaban cerrados. Entonces decidimos parar en alguna estación de servicio sobre el Acceso Oeste, y allá fuimos. Como de costumbre, compartimos entre todos la última mesa de la jornada, que entre charlas y anécdotas del día, nos dejó ese sensación de haber compartido de nuevo una salida espectacular, entre amigos y con muy buena onda. No tengo más que agradecer a mis compañeros de ruta, no solo por regalarme una salida tan buena, sino también por permitirme contársela a los demás. ¡Hasta la próxima y a seguir rodando juntos!.
Los Protagonistas:

Andres, Pablo, Carlos, Horacio, Parlos, Marco y Ruben.

Todas las fotos aca:

Hasta la proxima salida amigos !!!!